Mi Clase de Reli

JESÚS, SALVADOR (C.B.)

La vida es el máximo valor que tenemos, pero, aún así, hay personas que son capaces de poner en peligro su propia vida para salvar la de los demás. Estas personas, como Jesús, son un ejemplo de entrega por amor.

Una de estas personas es la Beata Madre Teresa de Calcuta.

Sólo Dios nos puede hacer verdaderamente felices. Adán y Eva eran felices en el Jardín del Edén, porque la presencia de Dios les hacía felices, pero cuando buscaron la felicidad en otra cosa como el placer de comer la fruta del árbol prohibido, o el orgullo y la soberbia, al querer ser como Dios, el pecado, la desobediencia, les alejó de Dios.

Dios Padre envía a Jesús, que nos muestra el camino de la Salvación, que en realidad, es Él mismo. Él es el Amor, el que nos da la felicidad. Pues la felicidad y la Salvación es estar junto a Dios Padre eternamente.

LAS BIENAVENTURANZAS

Jesús nos enseña su “receta” para lograr la felicidad, son felices:

─› los que escuchan la Palabra de Dios,

─› quienes aman a Dios y al prójimo,

─› los que no acumulan riquezas en la tierra,

─› los que reciben el Espíritu Santo.

Jesús nos enseña su proyecto de vida con las Bienaventuranzas, que son el resumen de su mensaje, en las que nos invita a vivir lo verdaderamente importante en la vida para llevar la esperanza y la felicidad por todo el mundo.

Las personas necesitamos de los demás para desarrollarnos en plenitud y por eso necesitamos compartir y vivir una serie de valores para construir un mundo mejor.

¿Qué son los valores?

Son actitudes y compromisos personales y sociales que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida, vivirlos requiere determinación y esfuerzo.

Uno de los valores de los cristianos es la esperanza de un mundo mejor, creemos que un mundo más humano y más justo es posible. Para esto es necesario desarrollar una actitud de servicio y entrega a los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús. Y lo hacemos con otras actitudes cristianas, como ayudar a los más necesitados, ser bondadosos y sencillos, compartir las alegrías y las penas, vivir amando a los demás como hermanos y luchar para que todas las personas vivan con dignidad, haciendo desaparecer las injusticias y la pobreza.

Es en la Iglesia, la gran familia de los hijos de Dios, donde los cristianos ponemos en común nuestras cualidades para, desde allí, ponerlas en práctica en los lugares donde convivimos y así mejorar el mundo.
Los cristianos sabemos que la felicidad está en vivir como Jesús nos enseñó y esto sólo es posible desde la pertenencia a la Iglesia, comunidad de hermanos, hijos de Dios.